El plan era llegar hasta los ibones de Ordicuso, pero esta vez no pudo ser, había demasiada nieve. A estas alturas del año ya está bastante blanda y no llevábamos raquetas.
No obstante fue una excursión estupenda, en la que además de disfrutar de unas vistas fabulosas, tras pasar el tramo con mayor pendiente y dejar atrás los pinos, ya en la cabecera del barranco, como recompensa al esfuerzo de la subida, disfrutamos del encuentro con una manada de sarrios y un par de familias de marmotas.

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